Invisible infinito es un viaje en el que la mirada se interioriza y se adentra en territorios oscuros, sombríos, estados de conciencia e introspección que conectan con nuestro ser esencial e íntimo. Y esa conexión aquí se hace en silencio o, tal vez y más oscuramente, con el silencio.
El trabajo de Patricia Bofill busca sintonizar con el misterio oculto tras el ruido que cubre las cosas. Sus imágenes evocan lo intangible, lo inefable, y por ello tienden hacia aquello que resiste ser desvelado. Evocan sin traducir, sin traer del todo a lo visible ese espacio metafísico en el que habita lo que, en palabras de Giorgio Colli, ama esconderse.
Imágenes que a modo de pétreas presencias contienen en su interior –por debajo de su forma externa, sólida e inmóvil– un campo de energía que les permite vibrar a mayores y más altas frecuencias.
Las formas orgánicas nos hablan de la transitoriedad y la impermanencia, y al mismo tiempo de lo nunca cambiante y eterno. Estructuras esenciales que han sido vaciadas y depuradas, sin apenas referencias al mundo exterior. Fotografías que sustentan su propia realidad.
Invisible Infinito tiene un encuentro con los límites de la representación, puestos en escena por medio de una fotografía de naturaleza ambigua, opaca y elusiva, cuya relación con los referentes se muestra frágil, precaria, incierta.
Bofill desafía al mundo de la imagen con una propuesta que sacude toda certeza visual. Una colección que invita a hacernos más conscientes de nuestra propia presencia en relación a esa misma naturaleza que nos rodea.